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Posted: Wed Aug 27, 2008 8:11 pm
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Posted: Thu Aug 28, 2008 3:25 am
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Tras descansar del agotador viaje, el anciano tuvo fuerzas suficientes para preparar la pócima, así que tomó cuidadosamente los ingredientes necesarios y uno a uno los fué colocando en una bandeja que tenía en su estudio. Cuando tuvo todo preparado, bajó al primer piso y ordenó encender un fuego en la cocina, sobre el cual colocó un caldero de agua a calentarse. Entonces fue a ver a Dahlia y los enfermos, encontrándose ahí con Lenna y la damicela Puchufly, a quien hacía rato no veía por esos rumbos.
"Saludos y muy buenas sean estas noches, estimadas doncellas, y a vos, Puchufly, os doy nuevamente la bienvenida a mi humilde morada. Dahlia, ¿han tenido alguna mejoría los enfermos?"
"El mancebo sí, mi señor. Incluso ha depertado en un par de ocasiones durante la tarde, y confío en que para mañana podrá hallarse mucho mejor. En cuanto a Lady Adila, me temo que tan sólo ha ido empeorando su condición."
Sir Godofredo tenía un semblante grave. "Entonces no hay tiempo que perder. Lenn, Puchufly, si vuestras mercedes tuviesen a gusto acompañarme a la cocina, creo que podríamos realizar la pócima que ha de curar a nuestra huésped de su deleznable condición."
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Posted: Thu Aug 28, 2008 5:21 am
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Posted: Fri Aug 29, 2008 6:50 am
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Posted: Fri Aug 29, 2008 6:55 am
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Posted: Sat Aug 30, 2008 5:54 am
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Posted: Sun Aug 31, 2008 2:33 am
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Mientras tanto, el anciano y la recién llegada conversaban sin percatarse de nada extraño. Bastante rato después, cuando la pócima estuvo lista, Sir Godofredo añadió el último ingrediente: el pelo de unicornio. De inmediato el contenido del caldero se tornó blanco plateado, emitiendo un ligero brillo como de luz de luna. El anciano se alegró mucho, y se aseguró de guardar en recipientes apropiados toda la pócima que pudo, dejando en una copa la necesaria para la mujer que necesitaba ahora de su ayuda.
Luego de administrar el brevaje a la mujer, Sir Godofredo fue a dejarle tanto a Lenn como al caballero un frazco de la pócima a cada uno, con una nota que indicaba sus propiedades curativas: "Contra el envenenamiento, la petrificación y los maleficios de enfermedad de toda clase, incluyendo licantropía. Bebed esto si todo lo demás falla."
Entregados los frazcos, encomendó a Dahlia despertarle en caso de cualquier cambio en la condición de los pacientes, y se fue a dormir.
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Posted: Sun Aug 31, 2008 6:12 am
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La noche pasó sin mayores eventos. Lenn despertó en la madrugada y encontró el frasco de pócima y la nota de Sir Godofredo; las guardó a ambas en un lugar seguro.
Aún estaba un tanto oscuro (era la época de las noches largas). Se vistió y bajó a la cocina a preparar el horno y limpiar, tal como era su deber. Prácticamente no recordaba la visión de la noche anterior cuando, al final del oscuro pasillo por donde caminaba, volvió a ver, como un relieve en el espacio, el rostro pálido y triste de la noche anterior.
Sin hacer escándalo, Lenn realizó un conjuro iluminador. En cuando la luz fue hecha, el rostro desapareció. Lenn caminó hasta el final del pasillo buscando rastros sin encontrar algo.
"Esto es extraño" murmuró. Deshizo el conjuro y, antes de volverse, sintió un escalofrío en la espalda. Lentamente giró la cabeza y ¡se encontró cara a cara con el rostro triste! La mirada reflejaba una desesperación agobiante. Lenn sintió el impulso de tocar ese rostro, pero antes que pudiera hacerlo, los gallos cantaron anunciando que ya había salido el sol. El rostro se desvaneció nuevamente, dejando a Lenn intrigada todavía más.
Mientras se ocupaba de la cocina, Lenn no se quitaba la idea de que tenía que hacer algo respecto a esa aparición...
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Posted: Mon Sep 01, 2008 2:06 pm
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Posted: Mon Sep 01, 2008 9:54 pm
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Como era su costumbre de muchos años, el anciano se levantó aquella mañana tan pronto como empezaron a cantar los gallos. Se vistió tranquilamente, tomándose algunos minutos para emparejarse la barba y el cabello. Notó que, desde el día anterior, había una mayor proliferación de cabellos negros, así como menos arrugas en su piel, todo lo cual le sorprendió sobremanera. Pensó que seguramente sería efecto de su visita al corazón del bosque, así que no le dió gran importancia y abrió la puerta para bajar a la cocina, pero encontró a Puchufly, quien le esperaba pacientemente.
"Tened muy buenos días, mi estimada doncella. Espero que vuestra espera no haya sido demasiada. ¿Os apetece tomar conmigo el desayuno?"
En el piso de abajo se escuchaba ya a Lenna trabajando en la cocina.
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Posted: Mon Sep 01, 2008 10:39 pm
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Posted: Tue Sep 02, 2008 5:17 am
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Lenn había dispuesto una pequeña variedad de alimentos sobre la mesa: yemas de golosillo (huevos de ave doméstica), lascas de caril (algo parecido al tocino), varinela (algo parecido a la avena sólo que con frutillas), besto asado (plátano asado), panecillos, una salsa propia de su región conocida como cincoy - con un dejo picante -, zumo de zamir, té negro y otra bebida caliente exótica: le llamaban café.
Sir Godofredo, la joven recién llegada, el caballero y el Silverino se sentaron a la mesa y dispusieron de cuanto quisieron. Lenn siguió ocupada en la cocina, todavía pensativa.
El Silverino estaba que no cabía en sí de gozo ante la perspectiva de comer nuevos alimentos. Lo que le atrajo fue la varinela. Con una especie de telequinesis, fue haciendo que pequeñas cantidades (más o menos de una cucharada) fueran saliendo del cazo y se dirigieran a su boca.
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Posted: Tue Sep 02, 2008 7:02 pm
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((Hmm, ¡habéis hecho que me de verdadera hambre! --excepto por aquello que parece tocino, claro-- blaugh ))
El anciano se sorprendió del increíble desayuno, pues estaba acostumbrado a té y tostadas, pero aún así comió de buena gana. Curiosamente se sentía con mucho más apetito que de costumbre.
Dahlia se les unió al poco rato, aunque sólo se sirvió frutas, nueces y agua, como era costumbre suya. "Mi señor Godofredo" le dijo al anciano al poco rato, "creo que estaréis complacido de saber que nuestros huéspedes heridos se encuentran mucho mejor. El joven ya ha recuperado plenamente la consciencia e incluso el apetito, y aunque Lady Adila duerme aun, las manchas en su piel han casi desaparecido. La magia del brebaje es sorprendente."
"¡Ah, cuanto me alegra escuchar eso Dahlia!" respondió el anciano, al tiempo que la posadera no apartaba los ojos del pequeño silverino. "Es bueno saber que nuestro viaje de ayer no ha sido en vano. Incluso yo con todos mis años me siento rejuvenecido por la experiencia, ¡Hace tiempo que no devoro el desayuno con tanto ímpetu!"
Dahlia entonces habló a Lenn: "Por cierto, no quisiera causaros una mala impresión pues no suelo meterme en lo que no es asunto mío, pero anoche os escuché hablar con alguien antes de ir a dormir, y os oí perturbada. ¿Acaso os ha ido a molestar un huésped? Si es así decidmelo y yo me encargaré de ponerle en su lugar."
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Posted: Tue Sep 02, 2008 7:33 pm
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Posted: Wed Sep 03, 2008 1:29 am
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