LA POSADA DE LA LUNA (ROL MEDIEVAL)

[LennaSuace]

sir godofredo

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"Godofredo de Moriz, ¿cómo habéis olvidado vuestro deber de cumplimentar la misión en la que perdí la vida por salvar la vuestra, tras lograr vuestra palabra de redimirme para que mi alma pudiera descansar?"

Al anciano todo ese asunto le estaba empezando a causar una terrible confusión, y eso sin tomar en cuenta la atmósfera pesada y agobiante que se cernía sobre ellos. El rostro desfigurado del aparecido era extrañamente familiar, pero cada vez que intentaba localizar el recuerdo de su identidad, este se desvanecía nuevamente en lo profundo de su mente.

"Habláis como alguien que yo debiera conocer" dijo entonces con voz grave y pausada, "pero mi mente está en tinieblas. Vuestro rostro me es familiar, sí, pero nada recuerdo de ese incidente que mencionáis. ¡Nada recuerdo! ¿Es que acaso mi vejez me ha tornado senil? No lo creo. Mas siento como si en mi memoria hubiese un abismo que no logro vadear... ¡no lo comprendo!"

Al decir esto el rostro del anciano se oscureció repentinamente. Lenn sintió como si tuviera un nudo en la boca del estómago, y su sexto sentido le previnió de que el anciano se hallaba bajo los efectos de alguna clase de magia negra. Había algo que a los ojos de la joven se veía como una nube negra-violeta alrededor de la cabeza de Sir Godofredo, pero él parecía no darse cuenta de ello.

Lenn se preguntó cómo sería posible que el círculo protector hubiera permitido el ingreso de dicha fuerza oscura. ¿Cómo? Repentinamente se le vino a la mente un hecho atroz: la magia no venía de afuera... ¡venía de dentro del mismo Sir Godofredo! Era posible que algo hubiera sucedido mientras el anciano yacía incosciente en el ático.

Lenn se increpó por lo que ella consideró un descuido de su parte. ¡No debió dejar solo a su Señor! Con rabia se dirigió al espectro: "Decid ya qué habéis venido a hacer y dejad a mi señor en paz. Vos me seguísteis a mí en un principio y yo estoy dispuesta a encararos"

El espectro se volvió hacia ella y torció la boca en una mueca de desprecio. Luego fijó nuevamente la mirada en Sir Godofredo. La nube se hacía más densa a cada segundo consumiendo a Sir Godofredo...

Lenn hizo un intento desesperado: murmuró un conjuro de niebla para obstruir el contacto visual que el espectro tenía con el anciano, esperando que fuese este factor el que activara la fuerza oscura que se había apoderado de Godofredo.  

[sir godofredo]

La espesa niebla cubrió todo el espacio dentro del círculo protector, de modo que ni la joven ni el anciano fueron ya capaces de ver nada. El aura mágica del conjuro también impedía a Lenna ver si la extraña nube negra seguía posada sobre la cabeza de Sir Godofredo, pero algún efecto debió tener el conjuro, pues de inmediato pudo sentirse una explosión de ira y odio proveniente del exterior del círculo.

Por unos momentos, todo quedó en silencio. La voz del aparecido no se escuchaba en aquél lugar, y poco a poco la atmósfera opresiva comenzaba a ceder. Era como si la simple niebla de Lenn tuviera más efecto que el encantamiento protector del anciano...

Pero entonces ambos comenzaron a sentir frío más intenso que antes, y de algún lugar que ninguno identificaba se empezó a filtrar una briza que no tardó en tornarse en una fuerte ráfaga de viento. Poco después, la niebla se había disipado y la figura fantasmal se hallaba allí de pie frente a ellos, sonriendo maliciosamente. "No será tan fácil deshacerse de mí, camarada."

En ese preciso instante, el anciano recordó algo que le abrió de par en par los ojos. "¡Sir Leonard!"

Lenn volvió a percibir la nube negra cerniéndose sobre el anciano, y aunque por un breve instante se había hecho algo de luz en medio de la tiniebla, tan pronto como llegó se había ido. El anciano se hallaba, nuevamente, perplejo y confuso, como si se hallara atrapado en una especie de trance o sueño despierto del que no lograba sustraerse.  

[LennaSuace]

"¡Maldición!" masculló Lenn. Pero al menos había descubierto dos puntos débiles de la magia del aparecido: debía mirar a su víctima para controlarlo, y conocía su nombre. Lenn sabía que ningún espectro era invulnerable a su nombre.

"¡Sir Leonard!" gritó Lenn. El espectro se estremeció y pareció querer resistirse a la invocación. Mas al final volvió a ver a Lenn con rabia. Tener aquella mirada encima fue como estar encerrada en la caja de Pandora, llena de todas las desgracias del mundo. "Tengo que ser fuerte" pensó la joven, pues sólo así Sir Godofredo podría salir del trance en que estaba prionero y hacer algo contra quien era conocido suyo.

"Habéis apresado a un ser noble sin darle oportunidad de defenderse, y aún así pretendéis que se os haga justicia cuando vos hacéis caso omiso a ella. ¡Sois un truhán!" Ante estas palabra, el espectro giró completamente hacia ella y se abalanzó con furia... tal como lo había planeado ella.  

[sir godofredo]

Tan sólo tardó un momento, pero ese instante había sido suficiente. La furia del espectro le hizo perder el control y éste se abalanzó sobre la joven, olvidándose por completo del círculo de protección que el anciano había colocado en el suelo. El resultado no se hizo esperar: al chocar contra la barrera, un fuerte brillo azul iluminó la habitación, ¡el espectro estaba atrapado en la pared de luz del círculo!

Los gritos de dolor del aparecido sacaron a Sir Godofredo de su trance, y el anciano pudo reconocer nuevamente al espectro. "¡Sir Leonard! ¡He recordado! Cumpliré cuanto antes mi promesa para que vuestra alma pueda liberarse de este sufrimiento."

El anciano caballero se veía muy dolido de ver a su viejo amigo en tan deplorable estado, y Lenna pudo darse cuenta de que la nube negra sobre la cabeza de Sir Godofredo había desaparecido por completo.

"¡Lenna, enciende las velas, necesitamos luz cuanto antes!" Y dicho esto, el anciano puso un pie sobre el círculo de tiza, rompiendo así su encantamiento. El espectro ya no se estaba moviendo...  

[LennaSuace]

Lenn encendió las velas y preguntó: "¿Pero qué significa todo esto?". El espectro parecía estar congelado en el espacio, pero al verlo con atención se advertía que estaba sufriendo un cambio: lenta, muy lentamente, parecía disolverse. Era como si estuviera muriendo otra vez...  

[sir godofredo]

"Pronto os explicaré, mi estimada doncella, pero ahora debemos actuar con prontitud. ¡He recordado, Lenna!"

La joven no entendía muy bien por qué el rostro del anciano se había iluminado tan repentinamente, ni tampoco el por qué de tan radical cambio de actitud, pero vio cómo Sir Godofredo se apresuraba a utilizar un encantamiento especial para mover al espectro hacia el centro del círculo. Una vez dentro, el anciano se dispuso a dibujar nuevamente el trazo que poco antes desdibujara con el pie, y le dió instrucciones a la joven para que esta vez saliera del círculo, algo que él mismo también hizo. En cuanto todo estuvo listo, el anciano repitió las palabras de antes -aunque con un ligero cambio- y el círculo mágico volvió a brillar intensamente unos instantes, ya no en luz azul sino en luz roja. El espectro de Sir Leonard dejó de disolverse.

"Quiero agradeceros, mi estimada Lenna, por la ayuda que me habéis brindado. Gracias a vos aun estoy a tiempo de cumplir una vieja promesa, y salvar mi alma y la de este pobre hombre que aquí ves. ¡Gracias!" El anciano se veía satisfecho y dolido al mismo tiempo.  

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Lenn observó el proceso que se estaba llevando a cabo ante sus ojos. Sir Leonard - o más bien su espectro - recobró el movimiento y trató de salir del círculo mágico, estrellándose contra una barrera. "Ah, Godofredo!" exclamó el espectro con voz lastimera "Me habéis causado un grave daño que, estimo, podría ser irreparable. ¿Cómo olvidasteis vuestra promesa de liberarme del embrujo de Gela, el alquimista de la oscuridad? Bien sabéis que mi tiempo acabó antes que pudiera cobrar esa libertad y vos me prometisteis terminar la misión a la que estaba sometido."  

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El Operio lamentó escuchar esas palabras, mas se mantuvo calmado. Volvió la vista hacia otro lado y respondió: "No sé qué ha hecho vuestra familia para merecer un trato como ese. Vesper ha recibido grandes hombres y mujeres de vuestro linaje y esperaba de vos que fuerais otro gran hombre" hizo una pausa "No esperéis que me marche sin antes recibir una lección sobre la familia"

"Sabes, da igual lo que sea Vesper, yo ya no tengo ninguna relación con Vesper, no hay lugar al que yo pertenesca, asi que ya no importa, el único sentido que tiene mi vida es completar una tarea, y eso hare, si quieres hablar, empieza de una vez."

Dicho eso el caballero se sento tranquilamente en su cama, sin dejar de mantenerse alerta ante cualquier movimiento sospechoso del intruso.  

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Lenn observó el proceso que se estaba llevando a cabo ante sus ojos. Sir Leonard - o más bien su espectro - recobró el movimiento y trató de salir del círculo mágico, estrellándose contra una barrera. "Ah, Godofredo!" exclamó el espectro con voz lastimera "Me habéis causado un grave daño que, estimo, podría ser irreparable. ¿Cómo olvidasteis vuestra promesa de liberarme del embrujo de Gela, el alquimista de la oscuridad? Bien sabéis que mi tiempo acabó antes que pudiera cobrar esa libertad y vos me prometisteis terminar la misión a la que estaba sometido."

Gela! Hacía tantos años que no escuchaba aquél nombre miserable! Y pensar que durante todo este tiempo el otrora gallardo caballero había atrasado el cumplir con la promesa -¡el juramento!- que hiciera a su viejo compañero de armas.

"¡Perdonadme, viejo amigo, mi falta no tiene excusa! Más si os dignáis a escucharme os contaré a vos y a esta joven dama lo que aconteció aquél funesto día, y tal vez podrás comprender mi situación." El anciano se veía muy dolido, pero a pesar de esto, dio comienzo sin tardanza a su relato.

"Lenna, este que ves aquí no es un espectro o aparición, pero tampoco es un ser vivo. Es por ello que mis esfuerzos por detectarle habían fracazado. Pero ahora recuerdo, y eso es suficiente: ¡Sir Leonard y yo todavía tenemos salvación!"

"Leonard, Lenna, han pasado ya muchos años desde la última vez que pisé las tierras de lo que ahora es Lahar pero que, en aquellos tiempos, era el condado libre de Anmunmirai -la tierra de mis padres-. En aquellos tiempos Sir Leonard y yo estábamos investigando las catacumbas de un viejo templo abandonado, en dónde se rumoraba tenía su escondite un temido alquimista acusado de grandes y horrendos crímenes. Su nombre era Gela. Sir Leonard y yo entramos en su laboratorio e intentamos destruirle, pero aquél fue más fuerte y logró vencernos. Cuando desperté luego de la batalla, el alquimista había desaparecido: a mi me había dado por muerto, pero no a Sir Leonard, a quien había dejado atrapado entre este mundo y el otro, su esencia capturada en un espejo roto."

La figura fantasmal dentro del círculo habló iracunda: "¡Me prometiste liberarme, Godofredo, así fuese que te costara el alma!"

"¡Sí, lo prometí!" Respondió el anciano, evidentemente afectado. "Y eso intenté hacer por los siguientes tres años. Viajé de un lugar a otro en busca de Gela, y de cualquier pista que me ayudara a vencerle y obligarle a sacarte de tu espantosa prisión. Pero él sabía que andaba en su búsqueda, y cuando finalmente le hallé caí de nuevo en su trampa. ¡Me hizo olvidarlo todo! A tí, viejo amigo, a mi promesa, y a él mismo. Pero esta noche el embrujo se ha disipado, he vuelto a recordar, Leonard, y aunque estoy entrado en años y vuestro espíritu se encuentra en tinieblas, aún así os juro que no volveré a descanzar hasta cumplir con mi antigua promesa de liberaros. ¡Esta vez no olvidaré!"

Dicho esto, Sir Godofredo sacó su espada e, hincándose frente a ella prestó juramento sobre su pomo como era la costumbre ante semejante compromiso.  

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El Operio lamentó escuchar esas palabras, mas se mantuvo calmado. Volvió la vista hacia otro lado y respondió: "No sé qué ha hecho vuestra familia para merecer un trato como ese. Vesper ha recibido grandes hombres y mujeres de vuestro linaje y esperaba de vos que fuerais otro gran hombre" hizo una pausa "No esperéis que me marche sin antes recibir una lección sobre la familia"

"Sabes, da igual lo que sea Vesper, yo ya no tengo ninguna relación con Vesper, no hay lugar al que yo pertenesca, asi que ya no importa, el único sentido que tiene mi vida es completar una tarea, y eso hare, si quieres hablar, empieza de una vez."

Dicho eso el caballero se sento tranquilamente en su cama, sin dejar de mantenerse alerta ante cualquier movimiento sospechoso del intruso.

"¡Poneos en pie, señor y aprestaos a aprender actuando!" El Operio sacó ágilmente la empuñadura de su espada... y nada más: era una espada sin hoja. El Caballero rió por lo bajo al ver aquello "No subestiméis lo invisible a vuestros ojos, porque es de lo que más se aprende en este mundo".

El Caballero sacó su espada y empezaron una lucha, para él ridícula. Pero bien pronto notó la primera pecualiridad: aún cuando no tenía hoja, la espada del Operio era real. El Operio detenía los ataques como si contara con la herramienta para hacerlo.

No tardaría el Caballero en descubrir la segunda peculiaridad...  

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Lenn observó el proceso que se estaba llevando a cabo ante sus ojos. Sir Leonard - o más bien su espectro - recobró el movimiento y trató de salir del círculo mágico, estrellándose contra una barrera. "Ah, Godofredo!" exclamó el espectro con voz lastimera "Me habéis causado un grave daño que, estimo, podría ser irreparable. ¿Cómo olvidasteis vuestra promesa de liberarme del embrujo de Gela, el alquimista de la oscuridad? Bien sabéis que mi tiempo acabó antes que pudiera cobrar esa libertad y vos me prometisteis terminar la misión a la que estaba sometido."

Gela! Hacía tantos años que no escuchaba aquél nombre miserable! Y pensar que durante todo este tiempo el otrora gallardo caballero había atrasado el cumplir con la promesa -¡el juramento!- que hiciera a su viejo compañero de armas.

"¡Perdonadme, viejo amigo, mi falta no tiene excusa! Más si os dignáis a escucharme os contaré a vos y a esta joven dama lo que aconteció aquél funesto día, y tal vez podrás comprender mi situación." El anciano se veía muy dolido, pero a pesar de esto, dio comienzo sin tardanza a su relato.

"Lenna, este que ves aquí no es un espectro o aparición, pero tampoco es un ser vivo. Es por ello que mis esfuerzos por detectarle habían fracazado. Pero ahora recuerdo, y eso es suficiente: ¡Sir Leonard y yo todavía tenemos salvación!"

"Leonard, Lenna, han pasado ya muchos años desde la última vez que pisé las tierras de lo que ahora es Lahar pero que, en aquellos tiempos, era el condado libre de Anmunmirai -la tierra de mis padres-. En aquellos tiempos Sir Leonard y yo estábamos investigando las catacumbas de un viejo templo abandonado, en dónde se rumoraba tenía su escondite un temido alquimista acusado de grandes y horrendos crímenes. Su nombre era Gela. Sir Leonard y yo entramos en su laboratorio e intentamos destruirle, pero aquél fue más fuerte y logró vencernos. Cuando desperté luego de la batalla, el alquimista había desaparecido: a mi me había dado por muerto, pero no a Sir Leonard, a quien había dejado atrapado entre este mundo y el otro, su esencia capturada en un espejo roto."

La figura fantasmal dentro del círculo habló iracunda: "¡Me prometiste liberarme, Godofredo, así fuese que te costara el alma!"

"¡Sí, lo prometí!" Respondió el anciano, evidentemente afectado. "Y eso intenté hacer por los siguientes tres años. Viajé de un lugar a otro en busca de Gela, y de cualquier pista que me ayudara a vencerle y obligarle a sacarte de tu espantosa prisión. Pero él sabía que andaba en su búsqueda, y cuando finalmente le hallé caí de nuevo en su trampa. ¡Me hizo olvidarlo todo! A tí, viejo amigo, a mi promesa, y a él mismo. Pero esta noche el embrujo se ha disipado, he vuelto a recordar, Leonard, y aunque estoy entrado en años y vuestro espíritu se encuentra en tinieblas, aún así os juro que no volveré a descanzar hasta cumplir con mi antigua promesa de liberaros. ¡Esta vez no olvidaré!"

Dicho esto, Sir Godofredo sacó su espada e, hincándose frente a ella prestó juramento sobre su pomo como era la costumbre ante semejante compromiso.

Lenn, guiada de un impulso, se hincó frente a Sir Godofredo y posó su mano sobre la de él: "Yo os juro, señor, que estaré con vos en toda peligrosa aventura que se os presente. Y no cejaré en la lucha hasta conseguir la victoria que de paz a vuestro ser"  

[sir godofredo]

"Lenna! yo..." pero las palabras del anciano quedaron cortadas por un ruido de vidrios rompiéndose. Dentro del círculo mágico se disipaba la imagen del espectro, al tiempo que fragmentos de un espejo caían al suelo, inertes. Antes de desaparecer por completo, Sir Leonard se dejó expresar unas pocas palabras: "No lo olvidéis Godofredo, vuestra alma tanto como la mía dependen de ello."

Se hizo un gran silencio, y por unos instantes la habitación entera volvió a la oscuridad inicial. Entonces el anciano se levantó, tendiendo una mano a la joven para ayudarle a hacer lo mismo. Luego se aprestó a encender las velas, a fin de poder ver su rostro al hablarle:

"Mi estimada Lenna, no había necesidad de comprometeros de semejante forma con este viejo decrépito que apenas conocéis de unos días. Aún así os agradezco sobremanera: si me permitís la comparación, me recordáis a mí mismo a vuestra edad, impetuoso pero con grandes deseos de hacer algo por este mundo tan lleno de tinieblas e iniquidad. Gracias."  

[LennaSuace]

Lenna sonrió y preguntó: "¿Y qué debemos hacer ahora, señor?"

De forma inesperada escucharon un ruido metálico en la planta baja. Parecía una lucha de espadas que provenía de la habitación del Caballero.  

[sir godofredo]

"Pues por el momento pareciera que podríamos comenzar por inquirir por qué motivo los huéspedes han decidido batirse a duelo!"

La voz del anciano se escuchó alarmada, pero Lenna sabía que tras la fachada de sorpresa el viejo ya estaba acostumbrado a este tipo de eventos, seguramente de tantos años de vivir en aquel lugar y de conocer a viajeros de todo el mundo.

"Ya mañana haremos planes para ayudar a Sir Leonard, por ahora bajemos a ver qué es tanto barullo."  

[LennaSuace]

Cuando llegaron a la habitación del Caballero, vieron un espectáculo de lo más increíble: el caballero luchaba con todo su empeño contra la figura encapuchada que Lenn había visto momentos antes. Sir Godofredo reconoció al instante que se trataba de un Operio.

Lo peculiar de la escena era que mientras el Caballero usaba su poderosa espada, el Operio sostenía en su mano sólo la empuñadura de una, ¡pero bloqueaba cada ataque del caballero como si fuera una espada completa! Además de ello, Lenn no tardó en notar la forma de lucha de ambos: era como si el Operio estuviera familiarizado con la técnica del Caballero.

"A estas alturas deberíais de haberos dado cuenta de quién soy yo... " dijo el Operio tras bloquear otra embestida del Caballero.

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