LA POSADA DE LA LUNA (ROL MEDIEVAL)

[JKLmaster]

El caballero no quiso contestar a la pregunta de su contendiente y continuo con la lucha, luego el caballero dijo.
"Admito que eres un buen contendiente, pero sigo sin saber que es lo que quieres, con esto declaro no reconocerte."
Luego con un fuerte movimiento choca de frente su espada con la de su rival tratando de hacerlo retroceder empieza a empujar con fuerza.  

[sir godofredo]

"También yo quisiera una explicación de qué está pasando aquí, caballeros."

Era el anciano Sir Godofredo quien había hablado, su voz severa y firme, con la mano diestra sobre la empuñadura de su espada, aunque ésta sin desenvainar.

"La Posada de la Luna ha sido desde siempre un territorio neutral: ni los esbirros laharianos ni los sirvientes de Vesper tienen jurisdicción aquí, y eso os incluye a vosotros los caballeros Operios. Por lo demás, estáis despertando a los otros inquilinos." El tono de su voz se había suavizado un poco, pero el anciano seguía listo para el combate si es que los contendientes le obligaban.

En el pasillo del segundo piso ya comenzaban a abrirse algunas puertas y las cabezas de huéspedes -algunos molestos y otros asustados- asomándose, mientras Dahlia, la dama elfa, se encontraba justamente subiendo la escalinata a fin de averiguar la causa del alboroto.

((Veo 10, igual que hace varias semanas...))  

[LennaSuace]

El Operio retrocedió unos pasos y luego devolvió el golpe con gran fuerza. El Caballero retrocedió y el Operio, tras colocar la empuñadura de vuelta en el cinto, se volvió a Sir Godofredo.

"Lamento haber causado esta situación en vuestra posada, señor. Admito que fue un error causado por la premura de mi misión, que ahora es doble. Este joven que veis aquí - señaló al Caballero - inició siendo prófugo de la legión de Operios y, por lo que entiendo, es ahora prófugo de la ley. Ha renegado de su patria, de su familia y eso que os hemos tratado bien"

Lentamente el Operio se llevó la mano al rostro y retiró la capucha y la máscara que lo cubrían. Dejó a la vista un rostro que, se habría podido jurar era el mismo del Caballero, sólo que con un par de decenas de años más.

"Yo te ví crecer y te inicié en el arte de la espada, correspondiendo a tu deseo de armarte y luchar por la patria. Te traté como a mi propio hijo, desde que tu padre, mi hermano, falleciese. Tu madre te amó en extremo, ¡hasta el punto de dar su vida por tí! ¿Cómo te atreves a pagar estos sacrificios con semejante actuar?"

Sir Godofredo cerró la puerta con discreción para que nadie pudiera asomarse y escuchar y ver lo que él y Lenn escuchaban y veían.

(yo creí que antes eran ocho... sweatdrop )  

[JKLmaster]

El caballero sorprendido por lo que escucho, responde:
"Como pasa el tiempo, se ve que te mantienes en forma, ha pasado tanto tiempo que pense que ya estarias muerto, total no te vi durante mi última visita al reino.
Pero aún dices que no tengo motivos para ello, hay una razón que no podré olvidar nunca, por mucho tiempo trate de hacer pasar ese hecho como si no hubiera pasado, pero no podia soportar esa formar de actuar del palacio y sus caballeros, y ademas volver a pasar por eso hace unos meses, he decidido que ya nadie manipulara mis acciones.
¿Ahora dime quien te han mandado por mi?, ¿el propio rey o algunos de esos pobres diablos que dicen velar por la seguridad de la gente cuando solo piensan en su egoista ambicion de mantenerse en la clase alta y obtener favores del rey?"  

[sir godofredo]

El anciano guardó también su arma y, viendo a Lenna unos momentos a los ojos, sin saber si sería prudente hablar, prefirió mantenerse en silencio y escuchar lo que cada uno tenía que decir. ¿Tendría la razón el Operio de acusar al caballero más joven de ser un criminal? Si tal fuere el caso, y dependiendo del crimen, tendría que pedirle al joven que marchase de la posada. Pero por las palabras de aquél, parecía más bien un asunto de política más que de verdadera maldad, sobre todo por que el caballero había demostrado su valía apenas unos días atrás, en el bosque. En tal caso Sir Godofredo no tenía nada que reclamarle a ninguno de los dos, salvo por el ruido a altas horas de la noche. En fin, que el anciano prefería esperar a ver en qué terminaba la discusión.  

[LennaSuace]

JKLmaster

El caballero sorprendido por lo que escucho, responde:
"Como pasa el tiempo, se ve que te mantienes en forma, ha pasado tanto tiempo que pense que ya estarias muerto, total no te vi durante mi última visita al reino.
Pero aún dices que no tengo motivos para ello, hay una razón que no podré olvidar nunca, por mucho tiempo trate de hacer pasar ese hecho como si no hubiera pasado, pero no podia soportar esa formar de actuar del palacio y sus caballeros, y ademas volver a pasar por eso hace unos meses, he decidido que ya nadie manipulara mis acciones.
¿Ahora dime quien te han mandado por mi?, ¿el propio rey o algunos de esos pobres diablos que dicen velar por la seguridad de la gente cuando solo piensan en su egoista ambicion de mantenerse en la clase alta y obtener favores del rey?"

"Como te dije mi misión se ve ahora duplicada: me mandaron fuera del reino a buscar uno de los objetos del patrimonio de Vesper que, misteriosamente, desapareció de nuestras arcas. Debo decirte que como la desaparición coincidió con tu abrupta partida y la de otros dos caballeros, os convertísteis de inmediato en sospechosos"

El Operio suspiró y apoyó la espalda en la pared de la habitación.

"Durante el consejo me hice responsable de tí: defendí tu nombre porque consideraba que sois incapaz de cometer un asalto a tu patria. Al final se decidió que tres de nosotros saldrían en busca del objeto robado con la idea que a su lado estaría el ladrón o la forma de llegar a él"

A este punto el Operio dirigió una mirada ansiosa al joven Caballero.

"Nielsen, por favor, dime que no has sido tú. ¡Dime que no has sido tú quien ha tomado la daga de la verdad! Me dices que andas en pos de algo, que tienes un objetivo... dime que no has sido tú ¡y yo defenderé tu honor yendo contigo para demostrar que eres lo que eres: un Caballero!"  

[LennaSuace]

El Silverino se esponjó de satisfacción por el interesante curso que estaba tomando la historia. ¡Nada más y nada menos que la Daga de la Verdad de Vesper!

Esta daga tenía la propiedad de descubrir quién mentía y quién no de una forma muy simple: al clavarla en el corazón del interrogado, si éste decía la verdad no moría. Pero si mentía, la muerte venía de forma espantosa: la daga contenía un veneno que lentamente iba adueñándose del cuerpo del mentiroso hasta matarlo. ¡Toda una joya!

Miró de reojo al caballero. El Siverino sabía que esa daga no estaba en posesión del joven y que el objetivo del que hablaba era más bien una debilidad "¡Qué complicados son los humanos!" pensó. Tener al Operio de su parte podría serle útil al joven por el gran potencial que éstos tenían.

El Silverino tenía ahora tanto por descubrir: ¿qué habría sucedido al Caballero en el reino de Vesper que hizo que decidiera salir? Además de eso le llamó mucho la atención la espada del Operio. La hoja se había visto sustituída por algo más. ¿Cómo había hecho para obtenerla?  

[sir godofredo]

¡La daga de la verdad!

Sir Godofredo la conocía muy bien, pues hacía siglos esa reliquia había estado brevemente bajo la custodia del tercer conde de Anmunmirai quien, en ese tiempo, había formado parte de la Orden de los Operios. Pero de eso hacía ya más de dos siglos y mucho había ocurrido en ese tiempo.

Por el momento, sin embargo, el anciano comprendió que debía intervenir con información respecto al caso que mencionaba el Operio:

"Caballeros, creo que yo podría añadir algo a esta discusión. Estoy seguro que este aguerrido caballero no ha sido el ladrón: si lo fuere, el Espíritu del Bosque lo habría sabido de inmediato, y su muerte habría sido inevitable. Más aún, decís que tenéis otros dos sospechosos, y yo os digo que no hace mucho han pasado por aquí otros dos viajeros vestidos a la misma usanza vuestra, aunque no viajaban juntos. Ambos han tomado dirección a Lahar."  

[LennaSuace]

El Operio miró consecutivamente a Sir Godofredo, al joven Caballero y a la pelusa plateada que lo miraba con gran interés desde el hombro del caballero.

"Es un alivio lo que me decís, señor. Quedo a la expectativa de lo que mi joven sobrino piense hacer" dijo por fin con voz cansada.

El Silverino hizo entonces algo inesperado: saltó desde el hombro del caballero y aterrizó en la cabeza del Operio. Empezó a toquetear aquí y allá ante la sorpresa de todos, y terminó mordiéndole una oreja. El Operio se arrancó al Silverino un tanto molesto. El Silverino le sonrió mostrando sus agudos dientes y dijo, tras relamerse la sangre que le había quedado en el morro: "Ya comprendo vuestra naturaleza: ¡vos escapásteis del Limbo de Plata! Vos aprendisteis de nosotros cómo crear armas y no quisisteis dar la vida a cambio de conocimiento"  

[JKLmaster]

Suspirando alividiado el caballero contesta.
"Con que era eso, bueno te sere sincero, es la primera vez que oigo sobre ella, ademas una daga de ese tipo no me interesa, no esta dentro de lo que requiero."
Luego el caballero se puso a meditar "Aunque puede ser util de cierto modo, aunque es algo extremo dar muerte por una mentira :S , y no es lo mio andar clavando dagas en un corazón por saber la verdad, solo combatgo en defensa propia, sin duda es algo que no me interesa."

Luego escuchando lo que dijo el silverino, penso: "Sin duda una buena espada, pero lo encuentro algo cobarde, tipico de los nobles de Vesper, ocultan sus artimañas para dar su golpe cuando menos se lo espere su presa, no se puede confiar en esa gente."  

[sir godofredo]

Sir Godofredo quedó muy sorprendido ante el actuar del silverino, pero más aun ante la idea de que alguien hubiese escapado del limbo de estos seres. Pero cuando el anciano se disponía a decir algo, a la puerta llamó la conocida voz de Dahlia:

"Mi señor Godofredo, lamento interrumpiros en vuestros asuntos y me disculpo de antemano si os causo algún problema, pero debo informaros que la dama Adila ha finalmente recuperado la consciencia y desea hablaros de un asunto sumamente importante. Creo además que Lenna y los dos caballeros podrían estar interesados en lo que ella tiene que deciros."

Después de agradecer a la elfa por su oportuno aviso, el anciano se dirigió a los demás en la habitación:

"Mi estimada Lenna, Caballeros, Lady Adila de Valakia, quien días ha retornó herida de las tierras de Lahar, tiene información vital para todos nosotros. ¡Vamos por favor a verle!"  

[LennaSuace]

El Operio frunció el entrecejo. Lady Adila era conocida en Vesper por la certeza de sus palabras. ¿Qué noticias serían esas? ¿Sabía ella que él estaba ahí? Sino, ¿cómo era que la información que tenía le competía a él también?

Aún en estas reflexiones, el Operio siguió a Sir Godofredo y a Lenn.  

[JKLmaster]

El caballero los siguio en silencio.
Luego le comento al silverino: "¿Uds saben crear armas?, eso me resulta extraño."  

[LennaSuace]

JKLmaster

El caballero los siguio en silencio.
Luego le comento al silverino: "¿Uds saben crear armas?, eso me resulta extraño."

El Silverino respondió: "Nosotros guardamos la sabiduría en sus diferentes ramas. Existimos desde casi los inicios del mundo: los dioses nos crearon para guardar, precisamente, el saber. Los sabios tenían el deber de entregarnos su conocimiento cuando supieran que su hora final estaba próxima".  

[sir godofredo]

La habitación de los heridos estaba en la planta baja, y ya Dahlia les estaba esperando junto con Lady Adila y el joven que con ella había llegado días atrás. Al entrar, el anciano hizo una reverencia a la noble dama, que ella correspondió tomándole las manos y asintiendo con la cabeza. "Mi querido Sir Godofredo, debo agradeceros por todo lo que habéis hecho por nosotros, y a la joven Lenna y el Caballero. Dahlia me ha contado de vuestra travesía por el bosque en busca de una cura. ¡Gracias a todos!"

"No tengáis cuidado, mi lady, que seguramente habríais hecho lo mismo de ser este servidor el que en la misma situación se hubiese hallado. Pero Dahlia nos informa que queréis darnos una noticia a todos los presentes, y no imagino cómo sabías de ellos, llegados hace tan poco tiempo."

La noble trovadora sonrrió levemente -su rostro aún demacrado por la enfermedad; y sin embargo, su belleza seguía siendo legendaria a pesar de ello. Tomó asiento al borde de la cama y contestó a la increpación del anciano posadero:

"Soy trovadora, mi noble señor, no adivina: he pedido a Dahlia que me informe de los huéspedes, y por lo que me ha contado, estos caballeros y la doncella son merecedores de confianza. Ahora si me lo permitís, os relataré aquello que con riezgo de nuestras vidas hemos averiguado: un asunto de enorme gravedad que nos atañe a todos, en especial a vos, mi querido mentor.

Por los últimos seis ciclos lunares Galen (mi pupilo) y esta servidora habíamos estado siguiendo la pista a un rumor, al principio vago e incierto, pero que pronto se fue tornando más claro y preocupante. Se decía que en las regiones nororientales de Vesper se habían comenzado a ver bestias extrañas y humanoides salvajes y violentos provenientes del bosque. Esto, como sabéis, despertó nuestra curiosidad por cuanto tales cosas no ocurren desde hace muchos años. Pero los rumores se vieron confirmados una noche en que pudimos presenciar un ataque directo de orcos, trolls y elfos nocturnos ¡provenientes del bosque de la luna!

Ante lo insólito de la situación, Galen y yo decidimos seguirles hasta su base de operaciones, hasta que llegamos al otro lado del bosque: a Lahar, naturalmente. Desde entonces hemos estado recabando información y observando sus tácticas. Hace unos días fuimos descubiertos en las montañas y apenas pudimos escapar con vida. Si no hubiese sido por vuestra ayuda no podríamos comunicaros lo que hemos averiguado: Lahar se prepara, con la ayuda de los elfos nocturnos del bosque, para invadir Vesper."

Aprovechando la pausa, Dahlia les sirvió a todos una infusión de te rojo y jazmín, cuyo sabor amargo recordó al anciano los años de su juventud antes de abandonar su tierra natal a causa del invasor Lahariano. Lady Adila continuó entonces:

"Debo, sin embargo, deciros más. Aunque el rey hechicero de Lahar ha dado su aprobación a esta campaña bélica, el verdadero instigador y encargado de la invasión parece ser el más reciente lacayo suyo en ser nombrado como uno de sus lugartenientes, luego de la misteriosa muerte del anterior. Mi señor Godofredo, se trata del lugarteniente de la provincia de Anmunmirai, vuestra tierra natal, y y su nombre es Gela, el alquimista. El último rumor que intercepté cuenta de una poderosa arma que ha caído recientemente en su poder y con la cual está confiado de obtener la victoria."