LennaSuace
Lenn no sabía si reírse o si sentirse preocupada por lo que había dicho Sir Godofredo. Ella sabía la historia de muerte que vinculaba los unicornios con los laharianos. Mantuvo la calma para no afligir más al anciano.
"Pues, es una fortuna haber venido" dijo aparentando optimismo "En caso que el unicornio muestre señales de capricho, y no quiera mostrarse ante mí, dejadme deciros que como lahariense de las montañas tengo la capacidad de percibirlos... o al menos estoy supuesta a hacerlo" Lenn estaba segura que Sir Godofredo comprendería que Lenn se refería al instinto de caza de los monstruos de Lahar.
Miró hacia delante y le pareció ver una especie de límite, donde la nieve y la plata se acumulaba. "Señor, ¿qué ocurre ahí?"
"Pues, es una fortuna haber venido" dijo aparentando optimismo "En caso que el unicornio muestre señales de capricho, y no quiera mostrarse ante mí, dejadme deciros que como lahariense de las montañas tengo la capacidad de percibirlos... o al menos estoy supuesta a hacerlo" Lenn estaba segura que Sir Godofredo comprendería que Lenn se refería al instinto de caza de los monstruos de Lahar.
Miró hacia delante y le pareció ver una especie de límite, donde la nieve y la plata se acumulaba. "Señor, ¿qué ocurre ahí?"
El anciano no respondió a la primera observación de la joven. Sabía que tenían pocas oportunidades de hallar al unicornio... a menos que el unicornio quisiera hallerles a ellos. Cuando llegaron al borde de la nieve Sir Godofredo miró en todas direcciones sin hallar lo que buscaba. "Parece que es el inicio de la Luna Llena del bosque. El problema es que no sé como podemos cruzar la zona de plata sin quedar atrapados. ¿Tal vez si intentamos levitar unos minutos? Seguramente podré llevarnos a ambos por encima del borde hasta el otro lado..." De inmediato, el anciano comenzó a dibujar con su bastón algunos signos en el aire. "Per aeris senex et puella movilis!"
Unos momentos después, ambos se hallaban en el aire, moviéndose lentamente a unos metros por encima de la nieve, hasta que pudieron cruzar la barrera. Del otro lado ya casi no había nieve, pero todo estaba a oscuras y en silencio. Entre los árboles podía verse la ocasional luciérnaga. "Démonos prisa Lenna, debemos disfrazar vuestro aroma y luego preparar alguna estratagema para atraer al unicornio".